Habitual
A tus sagrados ojos, para que nunca dejen de leer y perderse en los míos.
Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
Salgo después de los ocho pisos.
El color del cabello de Sandra, la lleva su madre de la mano, es tan amarillo, tan rubia, tan intenso, sólo la veo y ella me agradece el halago con una blanquísima sonrisa. Se sube al autobús, se sienta junto a Melissa, cuento las cuentas de colores sobre su rizada y negra negra melena. Que dicha verlas juntas y que los colores se revuelvan.
Corro.
¡Dame un segundo tiempo por favor, no seas avaro! Me detengo ante la hoja suprema que cae a diez compases. Toca el piso. La acerco a mi nariz, pero los ojos van por delante. Dorada, café.
A lo lejos se ve la punta del Empire State, dibujos en blanco y negro se me obturan alocadas, de tantas y tantas, mi cabeza me grita, memoria insuficiente.
Respiro, respiro. Busco entre las miles de personas un rostro de ojos rasgados, la aguja del pajar.
El café matutino no fue suficiente, entro a la cafetería, el reflejo de mi rostro canela se confunde entre los blancos y rosas pastel que se exhiben en el aparador, yo me reviso el peinado. Kim me entrega mi café, tiene los ojos rasgados pero no es quien busco.
¿El peligro me llamará esta noche? En esta ciudad todo puede pasar…
Quiero ir a patinar, saturada de trabajo…
Suena el teléfono. Larga distancia. Mi corazón salta desenfrenado.
Del otro lado la voz viaja veloz para decirme mañana llego.
7:50 AM al Kennedy Airport. Me burlo de ti y tu acento colombiano.
Ya quiero verte……………….
¿Ya encontraste a quién buscabas?
No, aún no, los colores me saturan, estoy bloqueada…no puedo distinguir entre el verde de una gelatina, y el pasto de los parques.
Bienvenida…..
Ya casi son las 10:00, mañana iré por ti, cierro los ojos, empieza el desfile de imágenes.
¡Soy yo!
Estoy sentada frente al monitor, son las 10:37 PM. Sólo duró ocho minutos el cerrar mis ojos. Un gato lame a otro. Una cama destendida y un cúmulo de películas regadas por la alfombra café, salta una, “El respiro”. La ventana abierta. 32 grados.
Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques Maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
Salgo después de los ocho pisos.
El color del cabello de Sandra, la lleva su madre de la mano, es tan amarillo, tan rubia, tan intenso, sólo la veo y ella me agradece el halago con una blanquísima sonrisa. Se sube al autobús, se sienta junto a Melissa, cuento las cuentas de colores sobre su rizada y negra negra melena. Que dicha verlas juntas y que los colores se revuelvan.
Corro.
¡Dame un segundo tiempo por favor, no seas avaro! Me detengo ante la hoja suprema que cae a diez compases. Toca el piso. La acerco a mi nariz, pero los ojos van por delante. Dorada, café.
A lo lejos se ve la punta del Empire State, dibujos en blanco y negro se me obturan alocadas, de tantas y tantas, mi cabeza me grita, memoria insuficiente.
Respiro, respiro. Busco entre las miles de personas un rostro de ojos rasgados, la aguja del pajar.
El café matutino no fue suficiente, entro a la cafetería, el reflejo de mi rostro canela se confunde entre los blancos y rosas pastel que se exhiben en el aparador, yo me reviso el peinado. Kim me entrega mi café, tiene los ojos rasgados pero no es quien busco.
¿El peligro me llamará esta noche? En esta ciudad todo puede pasar…
Quiero ir a patinar, saturada de trabajo…
Suena el teléfono. Larga distancia. Mi corazón salta desenfrenado.
Del otro lado la voz viaja veloz para decirme mañana llego.
7:50 AM al Kennedy Airport. Me burlo de ti y tu acento colombiano.
Ya quiero verte……………….
¿Ya encontraste a quién buscabas?
No, aún no, los colores me saturan, estoy bloqueada…no puedo distinguir entre el verde de una gelatina, y el pasto de los parques.
Bienvenida…..
Ya casi son las 10:00, mañana iré por ti, cierro los ojos, empieza el desfile de imágenes.
¡Soy yo!
Estoy sentada frente al monitor, son las 10:37 PM. Sólo duró ocho minutos el cerrar mis ojos. Un gato lame a otro. Una cama destendida y un cúmulo de películas regadas por la alfombra café, salta una, “El respiro”. La ventana abierta. 32 grados.
Mi cuerpo se mueve, todo es muy lento.
Mi cuerpo se mueve, todo sucede vertiginosamente.
Estamos dos y nos desprendemos.
Suena el despertador, habitación blanca y retoques Maple me dicen buen día...la habitación huele a café Folgers. Empiezo a correr, todo empieza a correr.
Habitual.
Comentarios
Publicar un comentario